El tabaco asesina cada año a más de 15 mil chilenos y se estima que para 2020 cobrará la vida de unos 10 millones de humanos, especialmente de naciones pobres y en vías de desarrollo.
Se sabe que la nicotina es hoy por hoy la sustancia más adictiva que existe –aún más que la heroína- y se estima que al menos uno de cada dos consumidores morirá por su uso. En Chile se sabe que más de 40% de los adultos fuma.
El Dr. Gonzalo Valdivia, médico broncopulmonar y Jefe del Departamento de Salud Pública UC, explica que la nicotina “alcanza nuestro sistema nervioso central y determina, en exposiciones mantenidas, un fenómeno de dependencia similar a la que producen otras sustancias. El riesgo de adicción está relacionado con la cantidad de cigarrillos consumidos y la duración de la adicción”.
Los daños del tabaco se generan desde el momento mismo del primer cigarrillo. “En el corto plazo se producen infecciones respiratorias agudas que afectan tanto el aparato respiratorio superior (rinitis, faringitis, sinusitis) como el inferior (bronquitis y neumonías).
El daño más crítico es a largo plazo, que es más difícil de apreciar pues los efectos suelen pasar inadvertidos y ser complejos. Entre ellos están la enfermedad cardiovascular crónica, enfermedad respiratoria y cánceres de localización principal -pero no único- en el aparato respiratorio”, advierte el Dr. Valdivia.
Nuevos modelos
Otra de las preocupaciones actuales se relaciona con el consumo de formas de nicotina no combustible, vale decir, que no se encienden. Uno de ellos es el cigarrillo electrónico y otro es el llamado “Snus”, almohadillas de tabaco que se introducen en la boca y se succionan como caramelos, los que la industria tabacalera está promoviendo en Europa sin que aún se conozca el riesgo que su consumo representa en el largo plazo.
“Son sustancias que dañan en la medida que mantienen preso de la dependencia a la nicotina al fumador, por lo que no le resuelven su problema de fondo y modifican la probabilidad de que un fumador decida abandonar la adicción”, dice el Dr. Valdivia. De hecho, diversos estudios han considerado que el cigarrillo electrónico sería igual de nocivo que el cigarrillo normal.
Dejar de fumar
“Conceptualmente, y a cualquier edad, siempre será una buena decisión dejar de fumar. Se reduce el riesgo de todas las enfermedades relacionadas con el tabaquismo: riesgo de cáncer pulmonar, de infarto al miocardio y enfermedad cerebral vascular, cáncer de laringe, neumonía (especialmente en el adulto mayor), infecciones respiratorias agudas, enfermedades pulmonares crónicas, descompensación del asma bronquial, enfermedades de arterias, etc. Mejora el gusto, el olfato y la capacidad de saborear mejor sabores. La piel no se desgasta prematuramente”, señala el jefe del Departamento de Salud Pública UC.
A juicio del experto, la ley antitabaco vigente desde 2006 debe ser revisada siguiendo experiencias de otros países que, por ejemplo, ya cuentan con prohibiciones de fumar en todos los espacios cerrados o aplican altos impuestos al tabaco.
Beneficios de dejar de fumar a los…
20 minutos. Se recupera la presión arterial y circulación periférica.
12 horas. Se normalizan los niveles de monóxido de carbono en la sangre.
2 días. El cuerpo elimina la nicotina, recuperándose además el olfato y gusto.
15 días a 3 meses. Aumenta la función pulmonar.
9 meses. La falta de aire y la tos se reducen.
1 año. El riesgo excesivo de enfermedad cardíaca se reduce 50% en comparación con un fumador.
10 años. El riesgo de cáncer de pulmón se reduce 50% en comparación con un fumador.
15 años. El riesgo de ataque al corazón y evento cerebro-vascular se ponen a la par de un no fumador.
Fuente: Comunicaciones Salud UC
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